miércoles, 6 de febrero de 2013

Día 55 - En el lugar del ataque, con Mariano, Maxi, Darío y todos los caídos por luchar. (4/2)

Hoy el tribunal, la fiscalía y las partes nos reunimos en Pedro de Luján y Bosch, para recorrer el escenario en que se desarrolló el ataque. Lo primero que llamó la atención, además del infernal despliegue de gendarmería convocado para hacer un perímetro en torno de los participantes en la medida, fue la cara de espanto de más de uno de los presentes, que evidentemente estaban por primera vez a metros del Riachuelo a pie. Mientras los vecinos de la villita Santa Elena, naturalmente, curioseaban, más de un atildado y temeroso trajeado no podía ocultar su desconcierto en un barrio popular.

El objetivo planteado por nuestra querella para esta medida fue ampliamente cumplido, porque allí pudo percibirse cómo cada declaración de los compañeros que describieron los hechos cae en su justo lugar, mientras las versiones de los imputados y sus cómplices testigos quedaron expuestas como imposibles. Hay una sola manera en que pudieron ocurrir las cosas, conforme la geografía del lugar.

La principal comprobación pasó por las distancias y dimensiones: los más de 300 metros entre la esquina de la parrillita al paso, Santa Elena, y el terraplén, convierten la repetida versión trucha del "ahí vienen" en imposible desde cualquier punto de vista. Del mismo modo, quedó al desnudo que la policía –tanto los que estaban sobre las vías como los apostados sobre la calle Luján- necesariamente vieron y escucharon todo, pues no hay obstáculo visual alguno hacia la avenida Vélez Sársfield. También se pudo comprobar la cercanía (el Carrefour a metros de las vías de Avellaneda) del lugar donde, desde las 10:00, estuvieron apostados, sin intervenir pese a su impecable visión del terraplén, tres cuerpos especiales de policía, con un hidrante, una autobomba y un traslado de tropas (los que se ve llegando a Luján cuando Mariano, Elsa y Nelson ya estaban en el Hospital Argerich).

La recorrida a pie por Pedro de Luján hasta la calle Río Limay, donde cayó Elsa; por la calle Bosch hasta Avellaneda, siguiendo el camino de la manifestación en sentido inverso hasta el local de la calle Lebehnson; por las vías desde Luján hasta la estación Yrigoyen, desde donde llegó Favale con su grupo, pusieron en un marco espacial concreto cada una de las afirmaciones de los testigos y víctimas.

Sobre el final, cuando para acceder a las vías de Avellaneda atravesamos el hall de la estación, donde se unen las pintadas por Mariano con los murales por Maxi y Darío, los compañeros de CORREPI que estábamos presentes nos cruzamos las miradas, y, sin hablar, supimos que sentíamos y pensábamos lo mismo. La necesidad de reivindicar a todos los compañeros caídos en la lucha contra la explotación y la represión, y de continuar esa pelea en forma organizada, sin olvidar, sin reconciliarnos, sin perdonar y sin dar tregua a los enemigos de la clase trabajadora.

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